en las costas de la soledad"- Jean Claude Bauby
La escafandra y la mariposa decía el título, dos objetos de culto para mí. Esos dos elementos eran suficiente motivación para invitarme a ver la película. En la película, el narrador también es personaje, es escritor de un best seller y a la vez es un parapléjico. Sorprendente lo que la comunicación puede llegar a ser. El porqué del título es simple: un parapléjico que se siente atrapado en su "escafandra" con su verdadero yo, el interior, dentro. Y una mariposa, como símbolo final de liberación. "Si dejo de lado el ojo, dos cosas no están paralizadas: mi imaginación y mi memoria. Son las únicas dos salidas para escapar de mi escafandra"-cita Bauby, el escritor del libro.
Siendo así y viendo esta película totalmente motivadora, salí del cineclub en dirección a un café. Llegué a la cafetería, degusté un mocaccino de naranja y decidí dirigirme hacia mi hogar, pero los demás asistentes de los que me encontraba rodeada, y un amigo en particular me desvió del camino.
Hacía ya un buen tiempo que no caminaba por los alrededores de Miraflores, hace no mucho tiempo que había vivido cerca al centro, y la verdad no lo echo de menos. Miraflores es un distrito céntrico, que se preocupa mucho por apariencias, y el propósito de esta historia es apreciar correctamente nuestro yo interior.
Caminamos por la bajada y por sugerencias nos sentamos en una banca al lado del camino. De regreso conversábamos para romper el silencio -o al menos eso hacía yo- y poco a poco conversando sobre nuestro fines, el compañero pronunció: "siento que se pierde el tiempo solo". Lo miré sorprendida y respondí: "¿Estás hablando en serio?" Lo siguiente que pronunciaron mis labios fue: "Mira, si tienes algún problema o te sientes atascado en algo, este es el momento. Échate o siéntate, y medita, relájate y deja que tu mente te de la respuesta. Haz que tu cerebro trabaje haciendo nada." Le expliqué como de a pocos aprendes a escuchar lo que te dicta el silencio y como tu oído mejora en ese sentido con la práctica y la dedicación. En otras palabras que deje de perder el tiempo.
Y es curioso que esto haya sucedido y que tenga tanto que ver con la película, donde un parapléjico llega a escribir un libro solo guiñando un ojo. Cuando un amigo me explica su casi frustración porque no hace todo lo que quiere y siente exceso de hiperactividad. Yo también lo sentí, pero el silencio me dictaba calma, y eso era lo único que necesitaba en Lima, calma. Recuerda que la diferencia entre un río manso y otro agitado, no es solo navegar mejor y con más control, sino en el tipo de aventura que decidimos vivir: descubrir un paraíso en la soledad o ser un náufrago sin futuro alguno.
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